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Internationaler Buchtitel. In spanischer Sprache. 96 Seiten, [GR: 27220 - TB/Erziehung/Bildung/Allgemeines /Lexika], [SW: - Education / General], Kartoniert/Broschiert, Klappentext: En l… Más…

Internationaler Buchtitel. In spanischer Sprache. 96 Seiten, [GR: 27220 - TB/Erziehung/Bildung/Allgemeines /Lexika], [SW: - Education / General], Kartoniert/Broschiert, Klappentext: En las sociedades europeas actuales, si no prevalece absolutamente el desorden en modo alguno impera el orden. En la Europa estatista del Estado de Bienestar, aunque los regímenes políticos parezcan estables, no hay propiamente regímenes (régimen significa orden) sino situaciones políticas. Una situación política es una forma transitoria, desorientada, de convivir políticamente, en la que es incierto qué va a pasar. Cuando las situaciones políticas son de larga duración, la confianza en el régimen, en el orden establecido, empieza a deteriorarse y debilitarse progresivamente a medida que aumenta la incertidumbre. Llegado un momento, la incertidumbre política puede devenir incertidumbre social. Pues la finalidad del orden político consiste, justamente, en dar seguridad paliando la incertidumbre colectiva sobre la vida, la propiedad, la justicia y la seguridad del grupo.Sin embargo, mientras la incertidumbre no rebase el plano puramente político, la situación no será grave, puesto que, en sí mismo, el orden político es un orden superficial. Se agrava cuando, trascendiendo el orden político, llega a perderse la confianza social. Y los actuales regímenes europeos no inspiran precisamente la confianza política: existe también una gran desconfianza social. No se trata ya de una mera situación política o de una situación socio-política, sino de una situación histórico-política dominada por la incertidumbre ante el porvenir. No es sólo que los hechos inspiren desconfianza sino que se desconfía abiertamente del futuro de las colectividades políticas. Lo que está en juego es el destino de Europa como sujeto de la política. La política domina todo. Todo se supedita a política y la politización destruye el êthos y la confianza en el seno de los pueblos europeos, siendo la causa principal del riesgo de que como civilización, Europa, reducida a su espacio geográfico, pudiera quedar al margen de la historia o devenir su objeto. Ya ha ocurrido con muchas civilizaciones, cuyo ocaso fue precedido por la desconfianza generalizada ante el porvenir. Un ejemplo histórico muy conocido es el del Bajo Imperio Romano, al que se parece mucho la situación actual de Europa, donde, dada la incertidumbre, imperan la provisionalidad y lo efímero, tanto en la vida colectiva como en la particular. Un dato impresionante, revelador de la inseguridad que atenaza a los europeos, es la catástrofe demográfica: los desorientados europeos, incapaces de sentir y percibir la alegría de vivir, no sólo se niegan a tener hijos sino que aceptan como algo normal la llamada cultura de la muerte, que incita a destruir el hijo concebido pero no deseado y a prevenirse contra la concepción de la vida. Desde a revolución francesa, el odio es una categoría política. Pero es completamente anormal la generalización del odio a la vida humana y que los políticos hagan de ello una bandera humanitaria.Clyde S. Lewis hablaba de la abolición del hombre, y la abolición del hombre es la abolición del espíritu. Es muy revelador del disgusto vital y de la crisis espiritual de Europa como una cultura y una civilización lo que pasa en el arte, en el que hasta de los excrementos se hace un objeto estético. En las sociedades europeas actuales, si no prevalece absolutamente el desorden en modo alguno impera el orden. En la Europa estatista del Estado de Bienestar, aunque los regímenes políticos parezcan estables, no hay propiamente regímenes (régimen significa orden) sino situaciones políticas. Una situación política es una forma transitoria, desorientada, de convivir políticamente, en la que es incierto qué va a pasar. Cuando las situaciones políticas son de larga duración, la confianza en el régimen, en el orden establecido, empieza a deteriorarse y debilitarse progresivamente a medida que aumenta la incertidumbre. Llegado un momento, la incertidumbre política puede devenir incertidumbre social. Pues la finalidad del orden político consiste, justamente, en dar seguridad paliando la incertidumbre colectiva sobre la vida, la propiedad, la justicia y la seguridad del grupo.Sin embargo, mientras la incertidumbre no rebase el plano puramente político, la situación no será grave, puesto que, en sí mismo, el orden político es un orden superficial. Se agrava cuando, trascendiendo el orden político, llega a perderse la confianza social. Y los actuales regímenes europeos no inspiran precisamente la confianza política: existe también una gran desconfianza social. No se trata ya de una mera situación política o de una situación socio-política, sino de una situación histórico-política dominada por la incertidumbre ante el porvenir. No es sólo que los hechos inspiren desconfianza sino que se desconfía abiertamente del futuro de las colectividades políticas. Lo que está en juego es el destino de Europa como sujeto de la política. La política domina todo. Todo se supedita a política y la politización destruye el êthos y la confianza en el seno de los pueblos europeos, siendo la causa principal del riesgo de que como civilización, Europa, reducida a su espacio geográfico, pudiera quedar al margen de la historia o devenir su objeto. Ya ha ocurrido con muchas civilizaciones, cuyo ocaso fue precedido por la desconfianza generalizada ante el porvenir. Un ejemplo histórico muy conocido es el del Bajo Imperio Romano, al que se parece mucho la situación actual de Europa, donde, dada la incertidumbre, imperan la provisionalidad y lo efímero, tanto en la vida colectiva como en la particular. Un dato impresionante, revelador de la inseguridad que atenaza a los europeos, es la catástrofe demográfica: los desorientados europeos, incapaces de sentir y percibir la alegría de vivir, no sólo se niegan a tener hijos sino que aceptan como algo normal la llamada cultura de la muerte, que incita a destruir el hijo concebido pero no deseado y a prevenirse contra la concepción de la vida. Desde a revolución francesa, el odio es una categoría política. Pero es completamente anormal la generalización del odio a la vida humana y que los políticos hagan de ello una bandera humanitaria.Clyde S. Lewis hablaba de la abolición del hombre, y la abolición del hombre es la abolición del espíritu. Es muy revelador del disgusto vital y de la crisis espiritual de Europa como una cultura y una civilización lo que pasa en el arte, en el que hasta de los excrementos se hace un objeto estético.<

ISBN: 9788472094635

[ED: Taschenbuch], [PU: Unión Editorial, S.A.], En las sociedades europeas actuales, si no prevalece absolutamente el desorden en modo alguno impera el orden. En la Europa estatista del E… Más…

[ED: Taschenbuch], [PU: Unión Editorial, S.A.], En las sociedades europeas actuales, si no prevalece absolutamente el desorden en modo alguno impera el orden. En la Europa estatista del Estado de Bienestar, aunque los regímenes políticos parezcan estables, no hay propiamente regímenes (régimen significa orden) sino situaciones políticas. Una situación política es una forma transitoria, desorientada, de convivir políticamente, en la que es incierto qué va a pasar. Cuando las situaciones políticas son de larga duración, la confianza en el régimen, en el orden establecido, empieza a deteriorarse y debilitarse progresivamente a medida que aumenta la incertidumbre. Llegado un momento, la incertidumbre política puede devenir incertidumbre social. Pues la finalidad del orden político consiste, justamente, en dar seguridad paliando la incertidumbre colectiva sobre la vida, la propiedad, la justicia y la seguridad del grupo. Sin embargo, mientras la incertidumbre no rebase el plano puramente político, la situación no será grave, puesto que, en sí mismo, el orden político es un orden superficial. Se agrava cuando, trascendiendo el orden político, llega a perderse la confianza social. Y los actuales regímenes europeos no inspiran precisamente la confianza política: existe también una gran desconfianza social. No se trata ya de una mera situación política o de una situación socio-política, sino de una situación histórico-política dominada por la incertidumbre ante el porvenir. No es sólo que los hechos inspiren desconfianza sino que se desconfía abiertamente del futuro de las colectividades políticas. Lo que está en juego es el destino de Europa como sujeto de la política. La política domina todo. Todo se supedita a política y la politización destruye el êthos y la confianza en el seno de los pueblos europeos, siendo la causa principal del riesgo de que como civilización, Europa, reducida a su espacio geográfico, pudiera quedar al margen de la historia o devenir su objeto. Ya ha ocurrido con muchas civilizaciones, cuyo ocaso fue precedido por la desconfianza generalizada ante el porvenir. Un ejemplo histórico muy conocido es el del Bajo Imperio Romano, al que se parece mucho la situación actual de Europa, donde, dada la incertidumbre, imperan la provisionalidad y lo efímero, tanto en la vida colectiva como en la particular. Un dato impresionante, revelador de la inseguridad que atenaza a los europeos, es la catástrofe demográfica: los desorientados europeos, incapaces de sentir y percibir la alegría de vivir, no sólo se niegan a tener hijos sino que aceptan como algo normal la llamada cultura de la muerte, que incita a destruir el hijo concebido pero no deseado y a prevenirse contra la concepción de la vida. Desde a revolución francesa, el odio es una categoría política. Pero es completamente anormal la generalización del odio a la vida humana y que los políticos hagan de ello una bandera humanitaria. Clyde S. Lewis hablaba de la abolición del hombre, y la abolición del hombre es la abolición del espíritu. Es muy revelador del disgusto vital y de la crisis espiritual de Europa como una cultura y una civilización lo que pasa en el arte, en el que hasta de los excrementos se hace un objeto estético. Versandfertig in ca. 2 Wochen, DE, [SC: 0.00], Neuware, gewerbliches Angebot, offene Rechnung (Vorkasse vorbehalten)<

ISBN: 9788472094635

[ED: Taschenbuch], [PU: Unión Editorial, S.A.], En las sociedades europeas actuales, si no prevalece absolutamente el desorden en modo alguno impera el orden. En la Europa estatista del E… Más…

[ED: Taschenbuch], [PU: Unión Editorial, S.A.], En las sociedades europeas actuales, si no prevalece absolutamente el desorden en modo alguno impera el orden. En la Europa estatista del Estado de Bienestar, aunque los regímenes políticos parezcan estables, no hay propiamente regímenes (régimen significa orden) sino situaciones políticas. Una situación política es una forma transitoria, desorientada, de convivir políticamente, en la que es incierto qué va a pasar. Cuando las situaciones políticas son de larga duración, la confianza en el régimen, en el orden establecido, empieza a deteriorarse y debilitarse progresivamente a medida que aumenta la incertidumbre. Llegado un momento, la incertidumbre política puede devenir incertidumbre social. Pues la finalidad del orden político consiste, justamente, en dar seguridad paliando la incertidumbre colectiva sobre la vida, la propiedad, la justicia y la seguridad del grupo. Sin embargo, mientras la incertidumbre no rebase el plano puramente político, la situación no será grave, puesto que, en sí mismo, el orden político es un orden superficial. Se agrava cuando, trascendiendo el orden político, llega a perderse la confianza social. Y los actuales regímenes europeos no inspiran precisamente la confianza política: existe también una gran desconfianza social. No se trata ya de una mera situación política o de una situación socio-política, sino de una situación histórico-política dominada por la incertidumbre ante el porvenir. No es sólo que los hechos inspiren desconfianza sino que se desconfía abiertamente del futuro de las colectividades políticas. Lo que está en juego es el destino de Europa como sujeto de la política. La política domina todo. Todo se supedita a política y la politización destruye el êthos y la confianza en el seno de los pueblos europeos, siendo la causa principal del riesgo de que como civilización, Europa, reducida a su espacio geográfico, pudiera quedar al margen de la historia o devenir su objeto. Ya ha ocurrido con muchas civilizaciones, cuyo ocaso fue precedido por la desconfianza generalizada ante el porvenir. Un ejemplo histórico muy conocido es el del Bajo Imperio Romano, al que se parece mucho la situación actual de Europa, donde, dada la incertidumbre, imperan la provisionalidad y lo efímero, tanto en la vida colectiva como en la particular. Un dato impresionante, revelador de la inseguridad que atenaza a los europeos, es la catástrofe demográfica: los desorientados europeos, incapaces de sentir y percibir la alegría de vivir, no sólo se niegan a tener hijos sino que aceptan como algo normal la llamada cultura de la muerte, que incita a destruir el hijo concebido pero no deseado y a prevenirse contra la concepción de la vida. Desde a revolución francesa, el odio es una categoría política. Pero es completamente anormal la generalización del odio a la vida humana y que los políticos hagan de ello una bandera humanitaria. Clyde S. Lewis hablaba de la abolición del hombre, y la abolición del hombre es la abolición del espíritu. Es muy revelador del disgusto vital y de la crisis espiritual de Europa como una cultura y una civilización lo que pasa en el arte, en el que hasta de los excrementos se hace un objeto estético.Versandfertig in ca. 2 Wochen, [SC: 0.00], Neuware, gewerbliches Angebot<

ISBN: 9788472094635

Situacion de las sociedades europeas,la. editado por Union editorial, s.a. En las sociedades europeas actuales, si no prevalece absolutamente el desorden en modo alguno impera el orden. E… Más…

Situacion de las sociedades europeas,la. editado por Union editorial, s.a. En las sociedades europeas actuales, si no prevalece absolutamente el desorden en modo alguno impera el orden. En la Europa estatista del Estado de Bienestar, aunque los regímenes políticos parezcan estables, no hay propiamente regímenes (régimen significa orden) sino situaciones políticas. Una situación política es una forma transitoria, desorientada, de convivir políticamente, en la que es incierto qué va a pasar. Cuando las situaciones políticas son de larga duración, la confianza en el régimen, en el orden establecido, empieza a deteriorarse y debilitarse progresivamente a medida que aumenta la incertidumbre. Llegado un momento, la incertidumbre política puede devenir incertidumbre social. Pues la finalidad del orden político consiste, justamente, en dar seguridad paliando la incertidumbre colectiva sobre la vida, la propiedad, la justicia y la seguridad del grupo.Sin embargo, mientras la incertidumbre no rebase el plano puramente político, la situación no será grave, puesto que, en sí mismo, el orden político es un orden superficial. Se agrava cuando, trascendiendo el orden político, llega a perderse la confianza social. Y los actuales regímenes europeos no inspiran precisamente la confianza política: existe también una gran desconfianza social. No se trata ya de una mera situación política o de una situación socio-política, sino de una situación histórico-política dominada por la incertidumbre ante el porvenir. No es sólo que los hechos inspiren desconfianza sino que se desconfía abiertamente del futuro de las colectividades políticas. Lo que está en juego es el destino de Europa como sujeto de la política. La política domina todo. Todo se supedita a política y la politización destruye el êthos y la confianza en el seno de los pueblos europeos, siendo la causa principal del riesgo de que como civilización, Europa, reducida a su espacio geográfico, pudiera quedar al margen de la historia o devenir su objeto. Ya ha ocurrido con muchas civilizaciones, cuyo ocaso fue precedido por la desconfianza generalizada ante el porvenir. Un ejemplo histórico muy conocido es el del Bajo Imperio Romano, al que se parece mucho la situación actual de Europa, donde, dada la incertidumbre, imperan la provisionalidad y lo efímero, tanto en la vida colectiva como en la particular. Un dato impresionante, revelador de la inseguridad que atenaza a los europeos, es la catástrofe demográfica: los desorientados europeos, incapaces de sentir y percibir la alegría de vivir, no sólo se niegan a tener hijos sino que aceptan como algo normal la llamada cultura de la muerte, que incita a destruir el hijo concebido pero no deseado y a prevenirse contra la concepción de la vida. Desde a revolución francesa, el odio es una categoría política. Pero es completamente anormal la generalización del odio a la vida humana y que los políticos hagan de ello una bandera humanitaria.Clyde S. Lewis hablaba de la abolición del hombre, y la abolición del hombre es la abolición del espíritu. Es muy revelador del disgusto vital y de la crisis espiritual de Europa como una cultura y una civilización lo que pasa en el arte, en el que hasta de los excrementos se hace un objeto estético.<

ISBN: 8472094634

[SR: 594001], Broschiert, [EAN: 9788472094635], Unión Editorial, S.a., Unión Editorial, S.a., Book, [PU: Unión Editorial, S.a.], Unión Editorial, S.a., 54072011, Eltern & Familie, 5407301… Más…

[SR: 594001], Broschiert, [EAN: 9788472094635], Unión Editorial, S.a., Unión Editorial, S.a., Book, [PU: Unión Editorial, S.a.], Unión Editorial, S.a., 54072011, Eltern & Familie, 54073011, Adoption, 1322756031, Alternde Eltern, 54111011, Besondere Förderung, 54094011, Elternschaft, 54117011, Erziehung, 54079011, Familienausflüge, 54081011, Familiäre Beziehungen, 54080011, Gesundheit & Familie, 54126011, Humor, 1322764031, Nachschlagewerke, 54121011, Schwangerschaft & Geburt, 54116011, Zeugungsfähigkeit, 54071011, Genres, 52044011, Fremdsprachige Bücher<