López Ibor : el hilo rojo en su pensamiento - Pasta blanda

El autor parte de unas conversaciones con el profesor López Ibor para exponer, con destino al lector general, una visión del hombre, de su obra y de su tiempo. Con estilo claro y preciso, sigue la trayectoria del pensamiento del psiquiatra eminente, que define con una metáfora de Ortega en la que alude al hilo rojo que va trenzado en todos los cables de la Real Marina inglesa. De ese modo discurrieron la actividad intelectual de López Ibor como historiador del alma humana y su interés por los problemas emergentes en siglo XX relacionados con las enfermedades de la mente humana y su evolución. En las páginas de este libro se da cuenta de la obra de López Ibor en la Psiquiatría española y de sus aportaciones, que le llevaron a peregrinar por todo el mundo en misiones de conferenciante y miembro de reuniones científicas internacionales, dejando una estela de respeto y admiración que iba a repercutir en la Psiquiatría española, en sus conceptos de modernidad hospitalaria y en sus tratamientos. Como los grandes médicos de su época, López Ibor fue un gran humanista, un ser que irradiaba paz, tan necesaria para el tratamiento de los pacientes angustiados. Marino Gómez-Santos ha hecho el seguimiento de centenares de artículos, ensayos, libros y conferencias, publicados como frutos de la experiencia y reflexión de una mente alerta. Asimismo, el biógrafo refiere la aventura vital del gran español que, comprometido con el destino de su patria, fue confinado en Barbastro (Huesca) y posteriormente hubo de sufrir extorsiones en su acceso a la cátedra de Psiquiatría de la Universidad de Madrid. En estas páginas, su autor hace una cala en la circunstancia del padre de doce hijos, de ellos, seis médicos cuatro psiquiatras, un neurorradiólogo y un oncólogo pediatra, el resto dedicado a otras actividades intelectuales que habían visto cultivar en el hogar familiar psicología, historia, biología y música, lo cual revelaba una armonía familiar mantenida con mágica energía por una mano de mujer. Su presencia está en muchos capítulos de este libro y, en otros, su sombra. Se llamaba Socorro Aliño. Abnegada, prodigiosamente ejemplar, la maternidad no fue obstáculo para dedicar su vida a hacer posible, sobre todas las demás cosas, que su marido realizase su obra.